Los hermanos D. José Mª y D. Manuel Roviralta Alemany fueron conocidos a principios del siglo XX como activos industriales.
Aparte de su brillante ejecutoria empresarial, que les permitió tratar y asociarse con destacados industriales afines de toda Europa, tuvieron una activa presencia en el mundo artístico y cultural de la Barcelona de su tiempo, practicando el mecenazgo en actividades artísticas y el altruismo en el ámbito asistencial.
Ambos hermanos crearon esta Fundación, dándole el nombre de su madre, y la instituyeron como su heredera universal para beneficiar, desde aquel momento y para el futuro, a la Sociedad, con los rendimientos del patrimonio que habían podido forjar y mantener superando los graves efectos que acarreó la Guerra Civil.
En esta forma, y habiendo dado a la Fundación una total amplitud de finalidades asistenciales docentes, artísticas y culturales, para permitir que actuase en los momentos más oportunos y en los sectores sociales más necesitados, se creó un medio de apoyo a la Sociedad que permitía dar continuidad al espíritu altruista de sus fundadores.
Este espíritu altruista de los hermanos Roviralta siempre se manifestó sensible e inquieto ante las carencias de todo orden de las capas sociales más desfavorecidas y ante motivaciones de orden científico, artístico y cultural. Además, obligaron a los futuros Patronatos de esta institución a seguir su iniciativa empresarial para poder mantener y recrecer el patrimonio de la misma, con capacidad para cumplimiento de tan nobles finalidades, superando dificultades y cambios que pudieran producirse en el entorno económico.
Fallecidos D. José Mª y D. Manuel Roviralta en los años 1960 y 1961, respectivamente, la Fundación adquirió todos sus bienes por título hereditario y, con ellos, un notable incremento de recursos para cumplir los objetivos que motivaron su creación.